Autora: Sonia El Hakim
12 de noviembre de 2020
¿Se pueden analizar las señales no verbales sin tener en cuenta el discurso hablado? Sí, cuando analizamos una escena en la que nadie habla. En cualquier otro caso, debemos siempre poner en relación aquello que observamos en el comportamiento no verbal de la persona analizada con lo que esa persona o sus interlocutores están diciendo.
Recuerdo que, en una ocasión, me llamaron de una televisión para que analizara un debate electoral. Aunque ya había hecho muchos análisis de ese tipo, era la primera vez que acudía a esa cadena y quería hacerlo especialmente bien. Pero la realidad fue que el presentador no me dejaba decir qué estaba diciendo el político cuando hacía tal gesto o ponía tal expresión. Entendía que yo solo tenía que ir haciendo una lista de gestos, posturas y expresiones faciales que habían hecho los políticos y que el análisis del contenido (análisis verbal) ya lo hacían los analistas políticos que tenía en la mesa de debate. Pero analizar sin más las señales no verbales de una persona que está hablando, sin ponerlas en relación con lo que está diciendo, no tiene ningún sentido.
Imaginemos que Carolina llega hoy muy contenta a casa. Tiene una gran noticia que dar a su pareja, Carlos. ¡Ha conseguido el ascenso que tanto deseaba! Al anunciárselo a su marido, Carolina eleva la voz, da un pequeño bote, levanta los brazos, y, acto seguido se abraza a su marido. Carlos, por su parte, le dice con un volumen también alto, “¡Qué bien! ¡Me alegro mucho por ti! ¡Te lo mereces! ¡Esto hay que celebrarlo!”. Mientras Carlos felicita verbalmente a su mujer, su expresión facial es también alegre, se ha levantado del sofá y ha agarrado a su mujer por la cintura para abrazarla.
Si analizamos esta escena, atribuiremos la reacción de Carlos al mensaje de Carolina, y encontraremos congruencia entre lo que Carlos dice y lo que Carlos hace. Porque entendemos que Carlos está “presente” en lo que está pasando en ese momento. Y, por ello, reacciona ante lo que pasa.
Ahora, vamos a imaginar la misma escena. Carolina llega a casa muy contenta por el ascenso, le da a Carlos la noticia y Carlos dice exactamente las mismas palabras. Pero lo hace sin levantarse del sofá, mirando la televisión de reojo mientras habla con su esposa y con una voz apagada. No cambia su expresión facial, ni hace contacto físico con su mujer. ¿Pensaríamos lo mismo? El mensaje verbal es exactamente el mismo que en el supuesto anterior, pero nuestro análisis de la situación será diferente, ¿verdad? Tendremos que plantearnos si Carlos está disgustado por algo (quizá ha coincidido que justo hoy le han despedido a él), si no quería que Carolina obtuviera el ascenso, porque eso va a implicar que viaje mucho o si, directamente, no se llevan bien como pareja.
Por último, te voy a pedir que hagas un último esfuerzo de imaginación y pienses nuevamente en la primera situación que te he planteado: Carolina llega muy contenta a casa y le da la noticia a Carlos. Éste se levanta del sofá, su expresión facial es alegre, abraza a su mujer… Pero, en esta ocasión, Carlos le dice “¡Ya era hora! ¡Mira que te ha costado! ¡Por fin vas a estar a mi altura! ¡Esto tengo que celebrarlo!”. Fíjate que aquí tampoco vamos a sacar las mismas conclusiones que en la primera escena. Porque, a pesar de la emoción de alegría que manifiesta Carlos a través de sus señales no verbales, el origen de esa alegría puede que no se deba realmente al ascenso de Carolina, o puede que a Carlos le guste mucho utilizar la ironía. En cualquier caso, no llegaremos a la misma conclusión que en el primer análisis.
Con estos tres supuestos, pretendo hacerte ver que no podemos analizar sólo el comportamiento no verbal de alguien. Porque, dependiendo de la verbalización que se asocie a esas señales no verbales, esa escena tendrá una interpretación u otra.
Al final, en muchas ocasiones, los analistas somos buscadores de incongruencias. Valoramos si hay o no congruencia entre lo que se dice (discurso hablado) y cómo se dice (señales no verbales). Para eso, es necesario que analicemos también el discurso hablado. Esto aplica no sólo al análisis de una persona que está hablando sino también cuando esa persona está escuchando a su interlocutor.
Por tanto, cuando analizamos una escena, debemos asociar lo que se dice con lo que se hace, con el fin de detectar posibles incongruencias.
Foto 1: Debate electoral de 2019. EFE/Juanjo Martín
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Foto 3: Foto de Personas creado por freepik – www.freepik.es