Entrevista: Sonia El Hakim
Traductor: José Martínez Marín
17 de abril de 2020
Miles L. Patterson es Profesor Emérito y antiguo Director del Departamento de Psicología de la Universidad de Missouri-St. Louis. Es autor de más de 100 publicaciones, incluyendo 3 libros y coeditor del Sage Handbook of Nonverbal Communication de 2006. Su libro más reciente, Más que Palabras: El Poder de la Comunicación No Verbal, fue publicado en diferentes idiomas (entre ellos, en castellano). Ha sido editor del Journal of Nonverbal Behavior y ha estado en la dirección de diversas revistas de Psicología, Comunicación y Sociología. Actualmente, está coeditando un número especial de la revista Frontiers in Psychology sobre los “Avances y Obstáculos en la investigación contemporánea de la comunicación no verbal”. Patterson fue galardonado en 2009 con el Premio a la Investigación y Creatividad del Rector de la Universidad de Missouri. Es miembro de la Asociación American de Psicología, la Asociación de la Ciencia Psicológica y de la Sociedad de Psicología Social Experimental.
¿Cómo definiría el comportamiento no verbal? ¿Qué hay dentro del campo de estudio del comportamiento no verbal?
De forma muy simple, el comportamiento no verbal es cualquier comportamiento fuera del contenido verbal de los mensajes hablados o escritos. Creo que una pregunta más importante es: “¿qué es la comunicación no verbal?”. A lo largo de los años, ha habido diferentes aproximaciones para definir la comunicación no verbal, aunque mi preferencia es ser relativamente inclusivo. Definiría la comunicación no verbal como el envío y/o recepción de información a través del entorno físico, la apariencia y el comportamiento no verbal. Por lo tanto, es más que un simple comportamiento no verbal (acción), e incluye señales, tanto ambientales como de apariencia, que son importantes.
También es importante apreciar que no todo el comportamiento no verbal es comunicación no verbal, por extraño que parezca. Una lengua de signos (por ejemplo, el Lenguaje de Signos Americano) es un idioma (no comunicación no verbal) aunque no se hable. Y el lenguaje de signos se procesa principalmente en la misma área del hemisferio izquierdo del cerebro que el lenguaje hablado. Por tanto, los elementos no hablados (conductuales) de la lengua de signos son realmente de naturaleza lingüística y no comunicación no verbal. Además, algunos investigadores de gestos clasifican la mayoría de los gestos como parte del sistema lingüístico porque los gestos están íntimamente vinculados al lenguaje. Este sería otro ejemplo de comportamientos no verbales que podrían no ser comunicación no verbal. Debería señalar que solo recientemente he llegado a apreciar la clasificación de los gestos como de naturaleza lingüística. Y la mayoría de los investigadores no verbales podrían no estar de acuerdo con este punto de vista o ni siquiera estar al tanto que los investigadores de gestos defienden esta idea.
El estudio de la comunicación no verbal incluye cualesquiera problemas y situaciones en las que el entorno físico y la apariencia y el comportamiento no verbal de los individuos afectan a las reacciones conductuales, cognitivas o afectivas. Esto incluye encuentros cara a cara y comunicación a través de diferentes medios, como televisión, Internet y redes sociales. En efecto, cualquier medio que proporcione información visual y/o auditiva es un vehículo para la comunicación no verbal. El canal auditivo incluye indicadores del habla como el volumen, la entonación y las pausas, que están diferenciadas del contenido verbal del mensaje.
Creo que la importancia de estudiar la comunicación no verbal no radica en clasificarla o describirla, sino en examinar su utilidad en nuestro mundo social. ¿Qué hace la comunicación no verbal por nosotros? Este es el corazón de mi enfoque funcional de la comunicación no verbal que he enfatizado durante casi 40 años (por ejemplo, Patterson, 1982, 1983).
Tras cincuenta años de investigación y formación en comunicación no verbal, ¿qué errores cree que son los más comunes cuando analizamos y extraemos conclusiones sobre una escena no verbal?
Bueno, mencionaré brevemente algunos problemas específicos al analizar una escena en particular, ya sea una escena fija (como una fotografía) o unos pocos segundos de acción (“una pincelada” de comportamiento). Luego abordaré algunos problemas más amplios (mitos) en la comunicación no verbal. Primero, aunque un único comportamiento (por ejemplo, una expresión facial o un acercamiento) puede tener un efecto crítico sobre el significado o impacto, debemos ponderar el patrón general de comportamientos. Normalmente enviamos y recibimos patrones de comportamiento, no señales individuales cada una con su propio significado. Segundo, el significado de un patrón particular depende mucho del contexto, se ve afectado por la cultura, por la relación entre los individuos y por la naturaleza del entorno, entre otros factores. Por tanto, comportamientos idénticos entre dos personas durante 10 segundos podrían tener significados muy diferentes y cumplir diferentes funciones si las interacciones fueran en diferentes culturas con diferentes tipos de relaciones y en escenarios opuestos (por ejemplo, una fiesta frente a una entrevista de trabajo). Tercero, pasar más tiempo pensando en el significado de la escena no aumenta necesariamente la precisión de los juicios. Hay muchas investigaciones que muestran que los juicios rápidos y relativamente automáticos relacionados con varias dimensiones interpersonales (no en todas) son significativamente más precisos que el azar. Así que pensar demasiado puede empeorar la precisión de los juicios.
Como estoy actualmente escribiendo acerca de cuatro mitos de la comunicación no verbal, pensé en incluir los cuatro conceptos erróneos más comunes sobre la comunicación no verbal. El primer mito es que la comunicación no verbal es lenguaje corporal. La comunicación no verbal no es un lenguaje, es decir, no hay un vocabulario explícito o sintaxis para la comunicación no verbal, como sí lo hay en un lenguaje. La comunicación no verbal generalmente se procesa de forma separada al lenguaje. Como mencioné en la pregunta anterior, el lenguaje se procesa generalmente en el hemisferio izquierdo del cerebro y la comunicación no verbal en el derecho. Además, la comunicación no verbal normalmente (no siempre) ocurre de forma automática y, a menudo, de forma inconsciente. En consecuencia, la comunicación no verbal es más eficiente cognitivamente que el lenguaje. Y la comunicación no verbal involucra más que solo el cuerpo (por ejemplo, indicadores ambientales). Este mito, en ocasiones incluso aceptado por investigadores, a menudo lleva a asumir que hay significados fácilmente discernibles asociados a comportamientos particulares. Pero gran parte de la comunicación no verbal depende del contexto, se ve afectada por la cultura, la situación, las relaciones entre las personas, etc.
Un segundo mito es la existencia del “espacio personal”. La distancia entre individuos es un elemento importante en la comunicación no verbal, pero esto no significa que el espacio personal sea la base de la gestión de la distancia interpersonal. Publiqué una breve nota el año 1975 titulada “Espacio Personal: Ya es hora de explotar la burbuja”. Aunque no logró desacelerar el crecimiento de este mito, los puntos claves en la nota siguen siendo actualmente críticas válidas a esta idea. Primero, no mantenemos zonas o burbujas de espacio personal de forma estable a lo largo del tiempo. Tenemos diferentes preferencias espaciales para los extraños frente a los conocidos, y para los conocidos frente a los seres queridos. Y mantenemos distancias diferentes para unos desconocidos u otros, igual que para unos conocidos u otros. E incluso con nuestros seres queridos, en ocasiones queremos estar muy cerca y otras veces más distantes. Si tenemos un espacio personal diferente para cada tipo de situación y relación, el concepto es de escasa utilidad y simplemente se convierte en una descripción a posteriori. Segundo, las distancias son interpersonales, no personales, y se gestionan entre personas. La distancia interpersonal no es una burbuja o una zona unida permanentemente a un individuo. Tercero, la distancia interpersonal es solo un elemento más de la interacción con otra persona y, en ocasiones, no es el más importante. Por ejemplo, en ocasiones las miradas o las expresiones faciales pueden ser más importantes para determinar el significado e impacto de la comunicación no verbal que la distancia.
Un tercer mito es que las expresiones faciales necesariamente indican cómo se sienten las personas, y que estas expresiones son relativamente universales en todas las culturas. Esta opinión, conocida como la Teoría de las Emociones Básicas (BET), popularizada por Paul Ekman durante décadas es comúnmente aceptada por el público e incluso por la mayoría de los investigadores del ámbito no verbal. Pero cada vez hay más pruebas que desafían la validez de la Teoría de las Emociones Básicas mostrando que las expresiones faciales señalan principalmente motivaciones sociales, no emociones (Crivelli & Fridlund, 2018, 2019). Este enfoque alternativo, conocido como Visión Ecológica del Comportamiento (BECV) está respaldado por un resurgimiento de la investigación intercultural en expresiones faciales. Tomemos un par de ejemplos sencillos. De acuerdo con la Visión Ecológica del Comportamiento (BECV) una expresión facial de enfado no es un signo de ira, sino más bien una amenaza (deja de hacer lo que estás haciendo). Una sonrisa no es un signo de felicidad, sino una señal social (llevémonos bien y cooperemos). Todos sonreímos ocasionalmente cuando no estamos contentos, pero aun así queremos adaptarnos y evitar conflictos con los demás. Las críticas a la Teoría de las Emociones Básicas (BET) desde el enfoque de la Visión Ecológica del Comportamiento (BECV) son bastante impresionantes y detalladas que merecen una lectura atenta. Vean, por ejemplo, los artículos de Crivelli y Fridlund. Se puede encontrar una versión inicial de este enfoque en el libro de Fridlund de 1994 sobre expresiones faciales.
Un cuarto mito es que “el cuerpo nunca miente”, algo que se afirma en muchos libros sobre “lenguaje corporal” y que es la base de gran parte de la investigación sobre detección del engaño. La suposición básica aquí es que, aunque alguien mienta con palabras, el cuerpo revelará la verdad de alguna manera. Pero la investigación muestra que no hay indicadores claros de engaño en la conducta. Por ejemplo, aunque comúnmente se piensa que los mentirosos evitan mirar al interlocutor, no hay pruebas consistentes de ese patrón. Además, en investigaciones recientes se ha cuestionado la afirmación de que las microexpresiones sutiles y rápidas sean indicadores válidos de engaño. Al mismo tiempo, otra investigación (de Aldert Vrij y otros) indica que el análisis de las respuestas verbales a preguntas formuladas apropiadamente en una entrevista puede ser un mejor enfoque para la detección de mentiras.
En sus estudios, insiste en la naturaleza holística de la decodificación de las señales no verbales: las personas interpretan el comportamiento no verbal de los demás como un todo, no solo canal por canal. Sin embargo, los investigadores científicos deben concentrarse en uno o dos canales por cada estudio. ¿Cree, en este sentido, que se pueden producir sesgos entre la investigación y la realidad?
Creo que reconocer la naturaleza holística de la decodificación (y codificación) de las señales no verbales es fundamental para comprender la comunicación no verbal. El enfoque por canal para la descripción y análisis de la comunicación no verbal ha sido común desde que surgió este campo. Por supuesto, es más fácil examinar los comportamientos de uno en uno que centrarse en varios comportamientos en un patrón coordinado. A veces, un comportamiento particular aporta la mayor parte del significado e impacto a un patrón general. Por ejemplo, una mirada intensa amenazante o un toque inesperado pesarían más que otros comportamientos anexos. Pero generalmente enviamos y recibimos comunicación no verbal como un patrón integrado o Gestalt.
Por razones muy prácticas, en la investigación generalmente manipulamos y/o medimos un número limitado de señales, a menudo solo una o dos a la vez. Por supuesto, con las grabaciones de video, podemos grabar una amplia gama de comportamientos, pero su clasificación puede llevar mucho tiempo. Y debido a que es bastante difícil realizar estudios de comportamiento de cualquier tipo (en comparación con encuestas anónimas online), la medición de múltiples comportamientos es relativamente rara. Esto limita la validez ecológica de los resultados en la generalización de los hechos del mundo real. En la misma línea, recomendaría a los investigadores que considerasen realizar estudios de campo en entornos naturales con el fin de aumentar la validez ecológica de nuestros hallazgos. Por ejemplo, en las últimas dos décadas, mis estudiantes, colegas y yo hemos realizado varios estudios sobre los comportamientos de los peatones cuando se cruzan en la acera, incluyendo un experimento multicultural comparando patrones estadounidenses y japoneses (Patterson, y otros, 2007). Este tipo de estudios sobre el comportamiento diario común puede ayudar a comprender las normas sociales, diferencias culturales e incluso indicadores sutiles de prejuicio.
Sus primeros estudios estaban relacionados con la teoría del equilibrio, la invasión del espacio personal y los comportamientos de compensación. ¿Podría explicar brevemente de qué trata esta teoría y comportamientos? ¿Cree que estos comportamientos han evolucionado desde los años setenta o seguimos manteniendo la percepción del espacio personal, incluso si vivimos en sociedades más concurridas que hace cuarenta o cincuenta años?
Cuando comencé a leer sobre el comportamiento espacial en la escuela de posgrado, encontré los trabajos del antropólogo E.T. Hall y de los psicólogos Robert Sommer y Michel Argyle particularmente interesantes. El artículo de gran importancia de Argyle & Dean’s (1965) sobre lo que se conoció como la teoría del equilibrio de la intimidad no verbal fue fundamental para enmarcar las hipótesis y procedimientos de mi tesis doctoral. Encontré la teoría especialmente importante porque fue el primer intento de mirar las relaciones dinámicas a través de un conjunto de comportamientos no verbales, en lugar de simplemente estudiar de forma arbitraria un comportamiento en particular (por ejemplo, un enfoque de canal).
La teoría del equilibrio propuso que un conjunto de comportamientos no verbales (junto con la revelación verbal) señalaban la intimidad interpersonal hacia un interlocutor. Inicialmente, esto incluía la distancia, la mirada y la sonrisa, aunque posteriormente sugerí que una serie de otros comportamientos (por ejemplo, tocar, inclinarse, orientación del cuerpo) cumplían una función similar. Presumiblemente, en cualquier interacción, había un nivel subyacente de intimidad en la relación que se reflejaba en el comportamiento global íntimo entre individuos. La parte más importante de la teoría se ocupó de los cambios reactivos del comportamiento de una persona cuando el comportamiento del interlocutor altera la armonía o el equilibrio entre la relación íntima subyacente y el comportamiento íntimo manifiesto. La predicción era que algún tipo de compensación por parte del interlocutor en el extremo receptor serviría para restablecer el equilibrio de la intimidad conductual. Los primeros estudios sobre invasiones del espacio mostraron que cuando un extraño se sentaba demasiado cerca de un sujeto desprevenido, el sujeto normalmente compensaba alejándose, bloqueando la presencia del intruso o, si era lo suficientemente incómodo, simplemente abandonando el lugar. Aunque la compensación describió algunos patrones de interacción no verbal, fue una explicación incompleta y posteriormente fue remplazada por otras teorías más complejas.
Creo que en las interacciones cara a cara hoy, al igual que en la década de 1970, se producen las mismas relaciones dinámicas entre los comportamientos no verbales. A veces, las personas compensan las interacciones que les resultan incómodas y, a veces, las personas muestran reciprocidad (por ejemplo, coinciden o aumentan la participación conductual de los demás). Debido a que la mayoría de nosotros vivimos en mundos más concurridos que hace 40 o 50 años, es probable que haya algunos cambios importantes que nos afectan cuando nos adaptamos a los demás. Aunque, tal vez, nos adaptamos con el paso del tiempo. Lo que se percibió como una distancia demasiado cercana hace 50 años puede percibirse como no tan cercana hoy en día. Entonces, el punto en el que hacemos los ajustes puede variar un poco. También hay diferencias culturales en la percepción y uso del espacio. Y la presencia generalizada de los teléfonos móviles proporciona otra forma de eliminar la presencia cercana de otros. Entonces, en lugar de alejarse del desconocido que está demasiado cerca, uno puede simplemente echar un vistazo a su móvil y evitarlo. Sin embargo, en este tiempo de Covid-19, las reglas han cambiado para interactuar con aquellos que están fuera de nuestros hogares. La compensación es más probable cuando intentamos mantener la distancia de seguridad con los demás. Por ejemplo, al hablar con un conocido en la calle a 3 metros de distancia, en lugar de 1 metro, es más probable que estemos enfrentados directamente, mirando más y hablando más alto. Pero dentro de nuestras propias familias, tenemos la misma probabilidad, o tal vez incluso más, de corresponder el comportamiento afectuoso y cariñoso de los miembros de la familia. Por supuesto, en esta era de las redes sociales, incluso antes del Covid-19, las interacciones virtuales son muy diferentes de las interacciones cara a cara. Sin embargo, estos cambios arbitrados aún podrían caracterizarse por patrones de aproximación o evitación en imágenes y contenido escrito.
En 2019, publicó en el Journal of Nonverbal Behaviour un modelo de sistemas de interacción diádica no verbal. ¿Podría explicarnos brevemente de qué se trata este modelo?
Desde la época de la teoría del equilibrio de Argyle & Dean’s (1965), la mayoría de los enfoques teóricos de las interacciones no verbales se han centrado en el lado de una persona de la interacción. Y las teorías generalmente enfatizaban el lado conductual (codificación) o el lado receptor (decodificación) de la comunicación no verbal. Mi modelo de proceso paralelo de las interacciones no verbales de 1995 fue un intento de resolver el último problema integrando los lados emisores y receptores en una sola teoría. Especialmente, se describieron los lados simultáneos de envío y recepción de la comunicación no verbal, impulsados por procesos condicionales automáticos y controlados (deliberados). Pero, nuevamente, esto fue solo para un lado de la interacción. Tenía curiosidad acerca de cómo ambas personas en la interacción podrían representarse en un solo marco teórico. El modelo de proceso paralelo proporcionó una base para el modelo de sistemas.
El punto de inflexión en el desarrollo del modelo de sistemas y la captura de ambos lados de la interacción fue fácilmente solventado, la apariencia de cada persona y su contribución conductual (envío) a la interacción constituyeron el aporte para el lado receptor de la interacción de la pareja. En consecuencia, el envío y la recepción de ambos individuos ocurrían simultáneamente. Entonces, ambas partes contribuían de forma simultánea con la apariencia y el comportamiento que, a su vez, son recibidas por el interlocutor.
Éste era el núcleo de la teoría, pero solo una parte de un sistema más grande. Cualquier interacción cara a cara ocurre en un entorno en particular con un diseño físico específico y normas sociales que limitan el comportamiento y dan forma a las expectativas. Además, cada persona se ve afectada por sus conexiones biológicas, cultura, género y personalidad al influir en los objetivos sociales, comportamiento y conocimientos. Por lo general, las interacciones se desarrollan de forma relativamente automática, pero se pueden activar procesos más controlados cuando las personas están lo suficientemente motivadas y tienen los recursos cognitivos necesarios para aplicarlos en el envío y la recepción de la comunicación no verbal. Las cifras en el artículo pueden ayudar a visualizar que puede ser difícil de describir brevemente.
En el momento de esta entrevista, nos encontramos inmersos en una crisis mundial sanitaria debido a la expansión del Covid-19. Esta crisis ha modificado nuestra forma de relacionarnos con los demás. ¿Cuáles cree que son las principales modificaciones en nuestra conducta causadas por esta situación y qué remanente cree que quedará en nuestras costumbres cuando acabe esta pandemia?
Ésta es una pregunta interesante e importante. He hecho referencia a esta cuestión con anterioridad en esta entrevista. Una parte es relativamente obvia, pero tiene implicaciones importantes para la comunicación no verbal. Específicamente, en casi todo el mundo, se recomienda e incluso se requiere el mantener distancias de seguridad (de al menos unos 2 metros) de los demás cuando estamos fuera de casa. Y se requiere generalmente el uso de mascarillas. Los grupos de más de 2, 5 o 10 personas están prohibidos. Viajar fuera de tu zona de residencia está restringido. Por tanto, ¿qué implica todo esto en las interacciones cara a cara fuera de casa? Creo que es un buen ejemplo de compensación. Puesto que debemos mantener distancias mayores de lo habitual, es más probable que nos orientemos más de frente, miremos más al interlocutor, y seamos más expresivos. Si llevas mascarilla, hablarás más alto y gesticularás más. En efecto, tratamos de compensar la distancia más amplia aumentando la implicación con otros comportamientos.
Y el tipo opuesto de compensación también puede ocurrir. Hace unos días, mi esposa y yo estábamos andando por el vecindario y vimos a una amiga y la llamamos. Ella se encontraba a bastante distancia en su jardín y vino hacia donde estábamos en la calle. Se paró a unos dos metros de distancia, pero entonces dio un paso más hacia nosotros. Reaccioné moviéndome un poco hacia atrás. Debió de darse cuenta de mi reacción y dio un pequeño paso hacia atrás y continuó con la conversación. No sé si realmente era consciente de lo que estaba pasando, pero es un ejemplo interesante de la regulación de la interacción.
Sospecho que cuando la amenaza de la pandemia finalmente acabe aún llevará un tiempo antes de que la mayoría de la gente vuelvan a sentirse cómodos con sus antiguas costumbres de cercanía informal con los demás, especialmente con el tacto. En Estados Unidos, el Dr. Fauci, experto en enfermedades infecciosas, dijo que cuando esta pandemia acabe, la gente debería dejar de darse la mano definitivamente. Creo que un buen número de cambios que estamos haciendo durante la pandemia continuarán bastante después de la actual amenaza. Esto puede incluir más formación online, especialmente en el nivel universitario, y posiblemente más compra online. Las nuevas redes sociales que estaban aún desarrollándose seguramente se volverán más avanzadas y más ampliamente utilizadas. Por otro lado, si llegamos a un punto en el que las personas se sientan otra vez realmente seguras en lugares públicos, podría haber un resurgimiento de los contactos cara a cara que están ahora tan limitados.
En 2011, usted publicó un libro de divulgación con una perspectiva de la comunicación no verbal muy interesante titulado “Más que palabras” y que nosotros recomendamos a nuestros lectores. ¿Podría recomendarnos alguna otra publicación divulgativa que sea especialmente interesante para usted?
Debo admitir que no sigo los nuevos libros tanto como hacía antes de retirarme. Pero hay dos libros que encuentro particularme interesantes e importantes- y que aún hoy cito-, que son: Human facial expression: An evolutionary view (A.J. Fridlund, Academic Press, 1994) y Strangers to ourselves: Discovering the adaptive unconscious (T.D. Wilson, Belknap Press, 2002).
¿Qué hace cuando entra en un ascensor en el que ya hay más personas?
Si sólo hay una persona, normalmente le echo un vistazo breve y sonrío y/o asiento con la cabeza. A veces, inicio una pequeña conversación. Si la otra persona evita claramente cualquier contacto, simplemente le dejo tranquila.
¿Le han ayudado sus conocimientos en comunicación no verbal en situaciones como detectar falsos amigos, conseguir pareja o detectar a alguien que quisiera engañarle?
No creo que utilice conscientemente mis conocimientos sobre comportamiento no verbal para analizar a los demás. Pero he estado trabajando sobre la CNV durante mucho tiempo, así que es posible que algo de esto esté activado automáticamente. Una cosa de la que me doy cuenta es cuando la gente se está esforzando demasiado en ser amable. Y ciertas situaciones, como la interacción con algunos vendedores, me hacen ser más susceptible con los comportamientos falsos.
¿En qué momento preciso de su carrera se dio cuenta que quería investigar sobre comunicación no verbal?
Empecé los estudios de postgrado en Psicología Clínica en la Northwestern University en el año 1964, pensando que quería ser terapeuta. Pero la facultad de Psicología, incluyendo la facultad clínica, querían formar a personas dedicadas a la investigación más que a la práctica clínica. Me convencí por su énfasis en la aproximación científica a la Psicología, y nunca me arrepentí de mi decisión. Mi tesis fue un intento de desarrollar y validar una nueva escala de ansiedad interpersonal. Para establecer una validez convergente para el constructo de la ansiedad interpersonal, se emplearon medidas conductuales de la ansiedad en un experimento de entrevista (distancia respecto al entrevistador y tiempo empleado en contestar las preguntas de la entrevista). Y encontré que los sujetos que puntuaban más alto en la escala de ansiedad se sentaban más lejos del entrevistador y hablaban menos. Entonces, empecé a leer más sobre el espacio en las interacciones sociales y las relaciones de otros comportamientos no verbales con el espacio. Después de esto, parecía que siempre tenía una idea sobre un nuevo estudio o un plan para una teoría o un artículo.
¿Tiene algún familiar o amigo que le contacta para que le ayude a detectar alguna mentira?
No, no tengo amigos o familiares que busquen mi ayuda para pillar mentirosos. Seguramente, esto es una suerte porque la investigación en los últimos 15-20 años muestra cada vez más que muchas de las suposiciones sobre detección de mentiras a partir de los comportamientos no verbales no están confirmadas. En el pasado, me contactaron canales de televisión locales sobre la detección de mentiras en dos casos muy destacados. El primero fue la afirmación del Presidente Clinton en la rueda de prensa sobre Mónica Lewinsky en la que decía que “no había tenido relaciones sexuales con esa mujer”. El segundo caso fue el escándalo sobre el uso de esteroides por parte de los jugadores de béisbol de la Liga Profesional de Estados Unidos. Fui reacio en ambos casos a dar una respuesta clara de “sí” o “no” sobre la mentira.